(Música y letra: Alfredo Sánchez)
Encierras siempre el mismo afán, soberbia, envidia;
encarcelas tu propio yo en celdas de flores.
En el infierno, el fuego quema pero a ti no te incumbe;
llénate todo de ahora, explotas de mugre.
En el servicio de ese bar, miras a lo infinito
mientras tratas de pensar qué es lo que va mal.
Razonas y piensas, o intentas pensar;
el reflejo de seis copas no te va a ayudar.
No estás, todo es ebrio.
No estás, todo es ebrio.
No estás, todo es ebrio.
No estás, sigues ebrio.
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